En 2007, junto a Cádiz, fue la cuarta ciudad más soleada de España, con 3.016 horas de sol, según se desprende de los datos de los que dispone el Instituto Nacional de Estadística, recogidos en su anuario estadístico.
Su temperatura media es de 15,1 °C lo que supone unos 3 °C de diferencia con las zonas del bajo Guadalquivir y litoral mediterráneo. En cuanto al régimen térmico, el invierno es largo y frío, y se prolonga durante los meses de diciembre a febrero con menos de 10 °C de media, siendo el mes más frío enero con 6,7 °C. El verano, también es una estación larga, con temperaturas medias superiores a los 20 °C durante los meses de junio a septiembre. El mes más cálido es julio con 34,4 °C de media.
Los meses más fríos y más cálidos acontecen al principio de las estaciones, claro ejemplo de la lejanía del mar y de su acción de suavización térmica, atenuada aún más por el efecto de barrera de las cadenas montañosas. La escasa duración y representatividad de las estaciones equinocciales es otro rasgo más de la continentalidad de su clima.
En cuanto a las temperaturas extremas, cabe señalar la importancia de las heladas que sufre, llegando a ser bastante tardías, lo que supone un serio limitante para algunos cultivos. Aún en el mes de abril la media de las temperaturas mínimas es de 5,6 °C, existiendo en este mes riesgos de heladas en pleno proceso de floración.
Precipitaciones
Los rasgos generales de sus precipitaciones son la escasa cuantía anual —357 mm—y su gran irregularidad interanual que provoca muchos períodos de sequía. En cuanto al régimen de precipitaciones, la principal característica es la sequía estival, propia de todos los climas mediterráneos, prolongándose de forma brusca durante los meses de julio y agosto, en los que se producen precipitaciones inferiores a 5 mm. Estos meses coinciden con los de temperatura más alta, hasta el mes de septiembre que rompe esta dinámica de extrema sequedad con las precipitaciones asociadas a las tormentas del final del verano, que también dulcifican las temperaturas.
Debido a la singularidad del clima mediterráneo continentalizado por la prolongación de las precipitaciones desde octubre hasta mayo, la doble influencia mediterránea y atlántica provocan una máxima equinoccial -diciembre con 53 mm- de componente mediterránea y una máxima invernal -enero con 41 mm- de componente atlántica. A pesar de todo, las precipitaciones son bastante regulares a lo largo de este período, si bien el volumen no es comparable con las zonas del bajo Guadalquivir abiertas a las masas de aire oceánicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario